
Apiádate de nuestras miserias, de nuestros corazones, de nuestras lágrimas, de nuestras aflicciones y sufrimientos interiores. Acudimos a ti, para que por medio de tu Divino Hijo, Jesucristo, sean escuchados nuestros ruegos. Prometemos que al ser oídas nuestras súplicas, difundiremos tu gloria y propagaremos tu nombre, como Madre, Reina de nuestros corazones y Reina del Universo…
Te rogamos nos oigas postrados diariamente ante tu altar, donde diariamente nos das tantas pruebas de tu poder y de tu amor, consiguiéndonos la salud del alma y la del cuerpo. Jamás perderemos la esperanza en ti, oh Virgen Reina nuestra, pídele a nuestro Señor Jesucristo que nos cure, nos perdone y que perseveremos hasta el fin.
Oh Virgen Reina de nuestros corazones, cúranos; en ti confiamos.
Oh Virgen Reina de nuestros corazones, guíanos; en ti confiamos.
Oh Virgen Reina de nuestros corazones, fortalécenos; en ti confiamos.
AMEN